
El efecto Pigmalión es un fenómeno que describe cómo las expectativas pueden dar forma a los resultados en el desempeño humano. También conocido como el efecto Rosenthal, este fenómeno psicológico sugiere que si alguien espera un determinado resultado de otra persona, sus expectativas pueden influir en la forma en que se comportan con esa persona, llevándolos a desempeñarse de una manera que confirme sus expectativas. En esencia, el efecto Pigmalión puede alentar o desalentar el desempeño de un individuo en función de su entorno.
El efecto Pigmalión fue estudiado por primera vez en la década de 1960 por el psicólogo Robert Rosenthal y Lenore Jacobson, en un experimento que llamaron “Estudio de Oak School”. El experimento se llevó a cabo en una escuela primaria pública donde al inicio del curso escolar todos los estudiantes pasaron unos tests de inteligencia. Luego se les dijo a los maestros que algunos de los estudiantes había puntuado especialmente alto en estos cuestionarios y tenía por tanto, una inteligencia superior al resto por lo que mostrarían un progreso notable en el próximo año. La realidad fue que la lista fue construida al azar.
Al final del año escolar, se repitieron las pruebas de coeficiente intelectual y se encontró que los estudiantes que fueron etiquetados como “más inteligentes” tenían puntaciones significativamente más altas que sus compañeros. Este resultado no se debió a ninguna diferencia en la inteligencia, sino a que los maestros los trataron de manera diferente en función de sus expectativas.
El efecto Pigmalión es un excelente ejemplo del impacto de las expectativas en el comportamiento humano. Si un maestro espera que un alumno se desempeñe bien, es posible que lo trate con más atención, aliento y comentarios positivos, lo que puede aumentar la confianza y la motivación del alumno. Esto, a su vez, puede conducir a un mejor rendimiento. Por el contrario, si un maestro espera que un estudiante se desempeñe mal, puede brindar menos atención y comentarios negativos, lo que puede disminuir la confianza y la motivación del estudiante y, en última instancia, conducir a un desempeño deficiente.
Diferencias entre efecto Pigmalión, Golem y Galatea
El efecto Pigmalión tiene implicaciones en muchas áreas de la vida (la educación, los deportes, los negocios…). Se ha demostrado que unas expectativas altas sobre el rendimiento da como resultado mejores resultados y viceversa. Y es que las expectativas que los demás pongan en nosotros mismos, influirán en las percepciones que tengamos sobre nosotros mismos, porque somos seres sociales y nos afectan las opiniones de los demás. Esta es la relación entre el efecto Pigmalión y la profecía autocumplida . Cuando las bajas expectativas de los demás influyen de manera negativa en nuestro rendimiento, es lo que llamamos el efecto Golem. El efecto Galatea describe cómo nuestra propia autopercepción se ve influenciada por la visión de los demás (también llamado, profecía autocumplida). Estas expectativas nos influirán más o menos en función de nuestras características de personalidad, nuestra cultura y la relación de poder establecida con la otra persona.
El efecto Pigmalión también puede verse influenciado por otros factores, como el desempeño anterior del individuo, su motivación y sus rasgos de personalidad. Por ejemplo, es posible que un estudiante que ya haya tenido un bajo rendimiento escolar, no se beneficie de las altas expectativas de un maestro, ya que puede sentirse abrumado o incapaz de cumplir con esas expectativas.
En conclusión, el efecto Pigmalión es un poderoso fenómeno psicológico que demuestra el impacto de las expectativas en el comportamiento humano. Sugiere que nuestras creencias y expectativas pueden moldear el desempeño de los demás, ya sea positiva o negativamente. Si bien el efecto Pigmalión puede tener muchas implicaciones positivas, es importante reconocer que también puede tener consecuencias negativas, especialmente en situaciones de desequilibrio de poder.