Indefensión aprendida - Mentis Psicólogos

La indefensión aprendida es un fenómeno psicológico que ocurre cuando las personas experimentan una situación que perciben como incontrolable, lo que resulta en una sensación de impotencia y desesperanza. Esta condición fue descubierta por primera vez por los psicólogos Martin Seligman y Steven Maier en la década de 1960, a través de sus experimentos con perros. Descubrieron que los perros que previamente habían sido sometidos a descargas eléctricas que no podían controlar, posteriormente no lograron escapar de las descargas eléctricas que podrían haber evitado fácilmente.

El mismo fenómeno también se ha observado en humanos, así como en otros animales. Cuando las personas experimentan una situación en la que sienten que no pueden controlar su entorno, pueden desarrollar una sensación de impotencia y desesperanza que puede conducir a la depresión, la ansiedad y la reducción de la autoeficacia.

Hay varios factores que contribuyen a la indefensión aprendida. En primer lugar, las personas pueden creer que la situación que están viviendo es incontrolable. Por ejemplo, si una persona se encuentra en un ambiente de trabajo tóxico, puede creer que no puede cambiar la situación y que es incapaz de marcar la diferencia. Esta creencia puede conducir a sentimientos de desesperanza e impotencia.

En segundo lugar, las personas pueden desarrollar la expectativa de que seguirán ocurriendo eventos negativos. Por ejemplo, si una persona ha experimentado repetidos fracasos o reveses, puede desarrollar la creencia de que está destinada a fracasar, independientemente de sus esfuerzos. Esta expectativa puede conducir a una sensación de desesperanza y resignación, ya que el individuo cree que no puede cambiar el resultado.

Finalmente, las personas pueden experimentar un sentido de culpa o responsabilidad personal por los eventos negativos que están experimentando. Por ejemplo, si un individuo ha sido criticado o culpado por un fracaso, puede internalizar esta crítica y creer que es responsable del resultado, incluso si la situación estaba fuera de su control. Este sentido de responsabilidad personal puede generar sentimientos de culpa y vergüenza, lo que exacerba aún más la sensación de impotencia.

La indefensión aprendida puede tener un impacto significativo en la salud mental y el bienestar de una persona. Las personas que experimentan indefensión aprendida pueden desarrollar síntomas de depresión y ansiedad, así como una sensación reducida de autoeficacia. También pueden volverse pasivos y resignados, creyendo que sus acciones son inútiles y que no pueden marcar la diferencia.

Sin embargo, hay varias intervenciones que se pueden utilizar para superar la indefensión aprendida. La terapia cognitivo-conductual (TCC) es un tratamiento de uso común para la indefensión aprendida, ya que tiene como objetivo cambiar los patrones de pensamiento y comportamientos negativos. La TCC puede ayudar a las personas a identificar y desafiar las creencias negativas, desarrollar habilidades de afrontamiento y mejorar su autoestima y sentido de control.

Además de la TCC, el apoyo social también puede ser útil para superar la indefensión aprendida. Las personas que cuentan con una sólida red de apoyo pueden ser más resistentes frente a la adversidad, ya que cuentan con una fuente de apoyo emocional y práctico. El refuerzo positivo también puede ser útil, ya que puede ayudar a las personas a desarrollar un sentido de autoeficacia y confianza en sus habilidades.

En conclusión, la indefensión aprendida es una condición psicológica que ocurre cuando las personas creen que no tienen control sobre los eventos negativos en sus vidas. Esto puede conducir a sentimientos de impotencia, desesperanza y reducción de la autoeficacia. Sin embargo, existen varias intervenciones que se pueden utilizar para superar la indefensión aprendida, incluida la terapia cognitivo-conductual, el apoyo social y el refuerzo positivo. Al abordar las creencias y comportamientos subyacentes que contribuyen a la indefensión aprendida, las personas pueden recuperar la sensación de control sobre sus vidas y mejorar su salud mental y bienestar.